Callejeando
lunes, 15 de octubre de 2007

Inmerso y sumergido por las calles de Ciutat Vella, sin puntos de referencias y perdidos a cada esquina y a cada paso que doy, mi vista descubre nuevos rincones de la gran Barcelona, ciudad que esconde multitud de lugares donde pararse, observar y simplemente deternerse ante el laberinto de callejuelas y plazas de esta zona de Barcelona.
Sin prisas, sin el tiempo como figura que nos aprieta y nos acelera, disfrutar y contemplar a través de la red desuniforme de calles, deteniendose y saborando cada momento, donde a lado y lado de las calles se descubren pequeños locales de actividades alternativas y minoritarias, donde se agudiza la creatividad y el ingenio, donde la elaboración del producto final es fruto de manos y mentes con un sentido diferente al de las grandes calles comerciales.

El sol se deja dislumbrar de manera tímida por los estrechos callejones, sitios ombrios, a resguardo del sol, lugar de sombras, de fachadas y portales oscuros, donde irrumpe con un colorido exultante un grafiti en una persiana antigua. Pocas concesiones para la luz y el brillo.

Plazas: lugares de encuentra en la Ciutat Vella de Barcelona, lugar para el respiro y descanso de los presentes donde se dan cita gente de lo más variopinta. Donde el buen comer también hace acto de presencia o simplemente el deleite de una buena caña.

Finalizado el paseo y regresando a las grandes calles donde se dan cabida gran número y concentración de personas, uno tiene la sensación de venir de un mundo aparte, donde el tiempo no transcurre. Vuelta a la realidad.

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